Tablilla IX columna I | Tres poemas de Rommel Martínez

                           Tablilla IX columna I


(Guilgamesh llora a su amigo [muerto], vagando por la llanura)

Supe que mi amor era un arrecife herido por los turistas, desde el ruido del mar. Supe, y mi amor fue silencio, supe, pero la llama se llama ahora sombras y frío. Mi amor transita rejuvenecido por los callejones apestosos a miados, guaro, semen, prostitutas de templos inorgánicos y poemas muertos. Supe que el temor se deshacía como la piedra súper fina mientras sueña con la dinamita. Uno es el otro cuando el otro también es uno. Los héroes y la gloria del periplo, cadáveres tratando de no morir por los ciclos de los ciclos. Supe que mi amor era el bosque y el viento, entonces morir era la vida. Lo supe.


Un ángel

un ángel podrido me visita 
al estar fuera de contexto
y escucho un blus con rock and roll
desde las fauces del olvido condescendiente.

Si intento descifrar mis pasos
lo que analizo luego
es algo muy parecido a mis huesos hechos polvo.

Siempre hay una damisela en peligro
cuando me desequilibro
y debo admitir que no siempre escribo para encontrarme
sino para tenerte cerca 

Los muertos danzan
y sueñan profundidad
en la memoria de Dios.
Desde el Erapuca hasta el mercado de los Tolupanes y los Lencas los domingos
la montaña humea nubes
y hay unos pájaros azules y marrones
el río y el viento
una población escondida en los árboles
pino
roble
palabras como animalejos que acribillan las sombras
hay unos testigos y la gente
palabras
intercambios de cosas moleculares
la vida
existe el amor en el amor,
la luz a través de las hojas de los árboles
caminos 
tierra
aullidos
y una fuerza natural
las lenguas hablando un lenguaje puro 
un lenguaje que la humanidad pronunciará por los siglos de los siglos hacia el futuro.

Las montañas
suspiran de satisfacción
por los corazones llenos de alimento.

Mi punto G
se mueve
y ahora estoy en el occidente
con la memoria cósmica de una esperanza

Me apetecen unos hongos
en forma de mariposa
porque las mariposas son como la fruta madura del paraíso 

Mi punto G 
se refina
y ahora contemplo el universo como al alimento
grano a grano
espacio a espacio
Mi cuerpo ya no es mi cuerpo
sino que voy creciendo
hasta el punto de romperlo
molécula a molécula
mi punto G
Me apetecen unos sueños y soy apetecido
y deliciosamente devorado por ellos
Mi punto G
una sensualidad resume las osamentas y las redes de la bioquímica
las palabras se van
una brisa molecular nos llega
y la mirada se siente más intensa y detallista
hay un aroma a sales
una   justificación de las cosas aún no reveladas
Mi punto G
como un volcán
augurando la armonía completa de su tempestad

Un poema que se lee entre los cuerpos
la sensualidad agrieta el mundo entero
una sensualidad que me analiza y me inquieta
Mi punto G
Se mueve
Máquina remolino llanto  ¥  regreso
Soy como los corpúsculos de la luz 
entonces el canto al revés de la noche:
Ot nac o tir oy
Ot nac o tir oy
colores 
sabor 
texturas formas
son los puntos cardinales de mi radioactividad

Ot nac o tir oy
Ot nac o tir oy
yo soy donde voy
mi mapa se mueve mientras camino
en este momento soy parte de vos 
y si no
una parte tuya es mi columna
Mi amanecer
Mi ocaso
Mi viento 
Mi paz

Desde que comienzas a reír 
hay un espacio para mi corazón.


Oro a Jehová sin decir su nombre por temor a mí mismo

Oh, Dios, Dios de los vivos y los resucitados, dame la oportunidad de ver más allá de mi vista, por favor, oh, Dios. Dios de los enfermos, yo que soy un dios para los invisibles, dame más fe. Yo que canto la imagen de un poema desde las glándulas sudoríparas; oh padre de la palabra el verbo y todo conocimiento, hazme entender la geografía de los incircuncisos de corazón. Oh, Dios, si no digo tu nombre no me refiero a ti seguramente, me dicen los ejércitos de los cielos. Oh, señor proveedor de la autarquía, mi energía fluctúa sin control aparente; gobernador asexual del tiempo, mi amor sabe a fruta oxidada por la intemperie, por favor ayúdame a encontrarlo en los mejores lugares o que me encuentre en el peor momento, cuando no pueda soportar más la inmensidad; oh, poderoso de la totalidad, una vez me caí a pedazos, tres veces, pero me inventaste un cuerpo y un corazón incontables ocasiones; invencible guerrero de las dimensiones alternas, dime cómo no morir a pesar de haber nacido muerto. Dios, yo fui polvo pero terminé siendo barro, yo que me creí dios para otros dioses, Dios perdóname; reconozco que la lengua está muerta y sólo se escribe con el espíritu pero se lee tras los torrentes sanguíneos; Dios, yo también soy enemigo de tu enemigo, y sé que ha pretendido siempre, romper el eco de tu mensaje con palos y redes , con palos y redes, y redes y redes, secar las fuentes de las aguas para que tu nombre no reverbere, pero Dios, si llego a nombrarte como ahora sin decirlo, escucha mi señal de auxilio, desde el conducto que tu dejaste, que es la palabra resucitada; te pido me perdones por la muerte de mi luz cada vez que dejo de contar las estrellas, y decido inmolarme con el fuego de mis sombras.   


Rommel Martínez
Comayagüela, Honduras, 1989.

Productor textual. Premio Nacional de Poesía Los Confines 2018 Con su primer libro publicado: A712 [para leer de viaje]. -Editorial Universitaria (UNAH)– Ha publicado sus poemas en revistas digitales e impresas, y en blog de varios países latinoamericanos. Ha participado en festivales, encuentros literarios, y en algunas antologías dentro y fuera de su país. Dirigió los ciclos de lectura y pláticas entorno a la poesía: El Fuego Paralelo. Revive, Alimenta y mata de vez en cuando los sitios: El Desahogo del Pez, su blog personal y canal de Youtube. Alguna vez pensó en ser poeta maldito pero debido a que conoció el multiverso del meme, ese su sueño murió. Tiene una relación de amor y odio con la metadata y ama los perros aguacateros.

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