Les presentamos una selección poética de Manuel Barrera Ibarra quien nos acompañará en el segundo Encuentro virtual de poetas «Miguel Álvarez Castro» a desarrollarse el 25 y 26 de septiembre.
Licnobia 1
Y vives a la luz de las lágrimas,
y oteas por sobre lámparas henchidas de haces,
y escribes cartas de amor para los que rescatan el pan y la piedra.
Vives a la espera de una sombra que se cuele entre latido y rodaja de mimbre;
vieja sombra fortalecida en los hombros de mujeres
a las que se les olvidó la muerte, y ahí, en ese instante
de oscuridad, ponen sus manos limítrofes
entre los muebles de la madrugada
y mis ojos sentados en los recuerdos.
Gotas de Baudelaire
Quien le haga hoyo a la nostalgia debe saber que es obligatorio
meter su nombre triste ahí, así recupera su humanidad de albatros,
y rellena esa sensación de apátrida que nos sigue desde el inicio de la vida.
Ejércitos de gotas no caen del cielo por gusto, su propósito es nutrir las
raíces de nuestras huidas.
Distraídas aceras amarran la temperatura del olvido.
Las nubes son rebeldes con su tiempo y su celo a la hora de aparearse;
y en la lluvia ya están listas con sus millones de deseos errabundos.
Júrame, amigo lector, que alcanzaremos a sacar la lengua afiebrada en este aguacero de ovnis que anhelan los niños.
Cada gota de existencia es un micrófono que nos pone a cantar con bestias justas en la voz.
Del refill de tu sangre, sabores y ciudades que hay que depositar en la galería estomacal.
Gotas para incluir la noche en la biblioteca que no la nombra,
gotas que se le caen a los piratas en libros marinos,
gotas de sudor del barco que ya hace mucho partió de tu infancia,
gotas en la pintura que tu mamá deshace entre pescados vencidos del mercado,
gotas de una generación que dejó ir anoréxicas relaciones convenientes y fascistas.
gotas de música que dejan los suicidas,
gotas de tristeza que balan un abrazo bordado a mano,
gotas de neón en los ojos del gladiador moderno que visita las cervicales de sus víctimas,
gotas inexpresivas y de hastío en el doctor
que opera a un poeta decimonónico con cáncer terminal.
Rulfo 2
(sobre el cuento Pedazo de noche)
Un hombre va llegando a su cita de medianoche y solo ve
la sombra de la mujer que añora.
Con mariachis fantasmas borda un deseo y una canción de espera.
En sustitución y epifanía se hace voluntariamente un pedazo de noche
con quince tortillas de taco villista. Ónix que grita con luz de luna,
cal de farallón en donde se puede escribir un placer o un rencor en blanco y negro.
Treinta y cinco borrachos revolucionarios roncando,
ya prestos a irse con la Calaca, con Virgilio y con Dante.
El resto de la anatomía del hombre es su sangre-ofidia,
que repta y repta por círculos concéntricos de pulque,
nopal de espera e historia de cigarros
clavados en la tiniebla agrietada
de tanto golpear desesperadamente
por esa mujer que no llega.
Manuel Barrera Ibarra
Usulután, El Salvador, 1969
Licenciado en Letras por la Universidad de El Salvador. Perteneció al reconocido Taller Literario Xibalbá (1990-1994).
Obra publicada: Memorias del Paleolítico (Editorial Amada Libertad, 1999), Mitómano Suelto (Dirección de publicaciones e impresos de El Salvador, 2004), Ganar la Niebla y Tattoo con Proyecto Editorial La Chifurnia en 2015 y 2018.
Premios: Primer Lugar Radio Francia Internacional, Alliance Francaise de El Salvador, en homenaje a René Char (2007).
Ha participado en festivales de poesía nacionales y algunos internacionales en Panamá, Nicaragua, Guatemala, Honduras y Cuba.
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