NELSON ALONSO | BREVE COMENTARIO SOBRE ESCLARAMONDE Y OTRAS SUPOSICIONES ÍNTIMAS DEL SIMBOLISMO LITERARIO
Cuando conocí a
Fredy “Tato” Mejía estábamos en la premiación del Primer Certamen Estudiantil
Universitario, organizado por la Universidad de El Salvador a finales del 2018,
en el cual Fredy ganó el primer lugar. Fue específicamente en el Cine-teatro. Recuerdo
que entablamos conversación porque los jurados habían alterado ciertas cosas y
sugerido cambios en sus poemas. Entonces los leí y de inmediato me pregunté
¿qué carajos significa Esclaramonde? Más tarde me enteré que era referencia a
Esclaramonde de Foix[1], conocida como La dama
blanca; y también a Consuelo Suncín[2], quien escribió Memorias de
Oppède. Cuento esto porque, en la ya mencionada premiación, tuve mi primer
acercamiento al universo que Fredy asume y, también, di fe del trabajo que implicó
su obra, como una muestra del profesionalismo literario que toma el “yo”
poético con el lector y el mundo.
Desde el título, Esclaramonde
muestra una clara tendencia especulativa que intriga mucho. Asimismo, sabiendo
que la «lengua literaria» no es una entidad definible de modo estable […] por
cuanto hechos considerados no literarios por una época pueden adquirir con el
tiempo esa dimensión
Lo anterior es un
tanto arriesgado. Sin embargo, antes de continuar debo mencionar dos puntos importantes
sobre el simbolismo: en primer lugar, la alegoría (que aboga por la representación
estática) es una especie de enigma cuya solución es obvia; y el símbolo (o representación
dinámica) solo puede ser interpretado, pero no resuelto. Con eso en mente, el
simbolismo es el arte del símbolo, entendido como lo que implica la evitación deliberada
de la nomicación directa y la expresión indirecta de un significado, que es
imposible describir directamente, que es esencialmente indefinible e inagotable.
Con base en lo
anterior, y al decir que los poemas de Fredy tienen características simbolistas,
afirmo que el símbolo estandarte en Esclaramonde se nomina bajo un concepto tan
marcado que repercute hasta en los guiños menos directos del autor y que puede
ser Esclaramonde misma o quizá otra cosa. Ahora bien, el símbolo con mayor
preponderancia en los poemas, a primera vista, es Esclaramonde. No obstante, analizando
mejor la situación, encontramos que el elemento de «la torre» predomina, puesto
que representa el espacio geográfico principal en los poemas y, en
consecuencia, funciona como punto de atención que delimita el dialogo del
contenido con la realidad.
La torre de
Esclaramonde no es igual a la promulgada por los Modernistas del siglo pasado. Primeramente,
no es de marfil sino, en palabras del autor, de piedra rústica.
Por otro lado, la torre
que nos muestra Fredy no es un espacio donde las personas están separadas del
mundo felizmente, tampoco supone un entorno de búsqueda intelectual
desconectado de lo cotidiano. No es un arquetipo de redención del arte sino una
búsqueda completa del mismo. Ante esto, los temas que integran Esclaramonde son:
la muerte, el onirismo, la sexualidad, la soledad, el tiempo y el abandono. Y a
partir de ellos se desglosan los demás tópicos: la sensualidad, la culpa, la
resignación, la redención del cuerpo, la tristeza, etc., como elementos constitutivos
de la torre.
Fredy nos dice: «Miro
el espejo oscuro sobre mis manos vacías y puedo sentir cómo la torre empieza a
caer»
Arnold Hauser
(1998) presenta algunas características del simbolismo literario clásico. Con
base en ellas, y mirando atentamente, notaremos en Esclaramonde:
1.
Efectos ópticos y acústicos como la
sinestesia.
«Sobre mí, la completa voz del olvido me ve morir».
2.
Mezcla y combinación de los distintos
datos de los sentidos.
«Sangro tus llantos y me brota el sueño de tu temor
sagrado, me pregunto qué hago sosteniendo tu vientre entre mis manos
ensangrentadas».
(Mejía, 2020)
3.
Acción recíproca entre las varias
formas del arte.
«Nací del canto de una montaña extinta, pero no logré
volar sobre la guerra del hombre».
4.
Aproximación irracionalista y
espiritualista, contrapuesta al impresionismo naturalista y materialista.
«La luz, como un ángel que ha envejecido, cae sobre
mis párpados, es una ola que rompe decidida a mostrarme el halo de tu canto que
no está».
5.
Redescubrimiento de la metáfora como
célula germinal de la poesía.
«Me sumerjo en el pubis de un mar que duerme».
6.
Rechazo del emocionalismo y
convencionalismo romántico.
«Yo encontré tus quince brotes de hierba mientras
escarbaba un castillo al revés, mientras descubría un sepulcro arañando tus
labios. No lo sé Esclaramonde, pero merezco tu odio».
(Mejía, 2020)
7.
Reacción contra la poesía anterior
(espiritual, no conceptual del lenguaje).
«Cambio de risa cada que un gusano florece en papel,
cada que el globular de esperma languidece y sospecho de tu risa que flota
frente al sol».
8.
Los símbolos mismos:
«Esclaramonde, es como si alguien gritara entre
las grietas de esta torre».
Lo
anteriormente dicho, para ir finalizando, me hace suponer que en Esclaramonde se
intentó encontrar
lo que Charles Baudelaire llamó la teoría de las «correspondencias»:
las secretas afinidades entre el mundo sensible y el mundo
espiritual. También que la obra no es simbolista como tal, pero que maneja un
estilo que responde a las intenciones del lenguaje literario, en una completa distribución
de los símbolos sobre los que gira la obra. Fredy me remite al poeta Alfredo
Espino (no por las formas en cómo trata las temáticas sino por cómo materializa
el lenguaje) y lleva a preguntarme ¿qué aportes trae consigo Esclaramonde para
la sociedad? ¿podríamos estar ante las puertas de un neosimbolismo? ¿cuál es el
contraste que tiene Esclaramonde con otros productos culturales? Y, no menos
importante, ¿se aleja de las problemáticas sociales de actualidad o convive con
ellas y las critica?
Dejo estas
preguntas para que las personas interesadas ahonden y hagan crecer la
bibliografía crítica sobre la literatura salvadoreña contemporánea, también
para que le den una oportunidad al libro. Por último, advierto que algunos
podrían hablar de cacofonías o sobre la disposición de los signos de puntuación
como un problema leve del poemario. Sin embargo, lejos de eso me parece una
gran propuesta literaria, ya que juega con lo sensitivo (como lo hizo en su
momento Joaquín Pasos) de manera consciente y eficaz. Pero bueno, sin más que
decir, me despido con mi verso favorito del poemario y esperado que hayan llegado
hasta acá:
No lo sé
Esclaramonde, pero merezco tu odio.
Nelson Alonso, 2020
***
Nelson Alonso (El Salvador): 11 de agosto de 1997. Estudia Licenciatura en Letras en la Universidad de El Salvador (UES). Escribe cuento y poesía. Sus poemas han aparecido en diversos espacios físicos y virtuales. Está a cargo del proyecto de difusión poética Una verdad sin alfabeto.
REFERENCIAS
Hauser, A. (1998).
Historia social de la literatura y el arte. Madrid: Debate.
Mejía, F. T.
(2020). Esclaramonde. Quetzaltenando: Sion Editorial.
Yvancos, J.
M. (1989). Teoría del lenguaje literario (Segunda Edición). Madrid: Ediciones
Cátedra.
[1] Fue una noble occitana de la dinastía feudal del condado de Foix y una de las máximas figuras de la iglesia cátara durante los siglos XII y XIII en el Midi francés (en el sur de la Francia contemporánea).
[2]
Intelectual salvadoreña recordada por muchos, injustamente a mi ver, como la
inspiración para la rosa en El principito.
[3]
Escrita por Jean Rhys.
[4]
Escrita por Charlotte Brontë.
[5]
Basta recordar el concepto “La loca del ático”.
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