EL INMORTAL
Pero sobre todo, Maud,
amo en ti al que yo era,
amo en ti a todas las muchachas que quemaron sus alas allá lejos,
en el fuego de mi juventud,
y que no pudieron sobrevivirme.
Luis Rogelio Nogueras
los años fueron una trágica pregunta atravesando las piedras
conocimos la edad del huevo y la caverna
y supimos que la dicha podía ser otra cosa
que el amor debía ser otra cosa
al menos eso pensábamos la fecha en que nos conocimos
al menos yo pensaba eso
y lo creía fervientemente en mi naturaleza de neandertal
lo creía como la certera flecha atravesando el corazón del tigre
cuya piel cubriría tu cuerpo desnudo en medio de la noche
y que seríamos felices mientras existiera en el mundo
una fogata a la cual asirnos
pero el tiempo fue un terrible aliado
y como era natural envejeciste
y ningún dios sobre la tierra hubiera podido cambiar los designios
que nos fueron revelados la noche en que amanecimos
ahora
como hace cincuenta mil años
el peso de tus labios galopa triste en mi memoria
y me quedan dos o tres recuerdos para tallar tu nombre
para mirar tu cuerpo desnudo en medio de la hoguera.
MI CORAZÓN NO SERÁ TESTIGO DE ESOS OBUSES QUE HARÁN CAPITULAR LA NOCHE
mis ojos no vieron el cielo arder sobre el Marne en 1914
ni mi corazón fue testigo de esos obuses que hicieron capitular la noche
tampoco mis padres contemplaron esa historia
ni sus padres antes que ellos probaron el sabor de la pólvora
por el contrario
eso sí
una joven pareja
deambulará
con noventa y tres años de retraso
en alguna playa en Flandes
y se dirán lo que se dicen los amantes al caer la tarde
— Vendrá la primavera y seremos felices, nuestros hijos tendrán el color del sol y no habremos de preocuparnos nunca más por la oscuridad. Amada, brindemos hoy que somos jóvenes y se nos permite, mañana será el ocaso…
pero sus ojos no verán el cielo del 22 de abril de 1915 teñirse de sangre en Ypres
no verán la tierra estremecerse por mil caballos galopantes
y sobre los cuales reposan los restos de ese amor cuya pista es el olvido
ella pensará
que el futuro yace ahí
aguardándolos
y ni todo el odio del mundo podrá corromper ese lazo que los une
a él
y a sus hijos no nacidos
— Será un tiempo nuevo porque vendrá la primavera y seremos felices, nuestros hijos también serán felices y hermosos y no tendremos que preocuparnos nunca más por la oscuridad…
lo que ambos ignoran
es lo que mis ojos vieron noventa y tres años después
es decir
esa lluvia de obuses que hizo capitular la noche sobre Alepo
la misma que mis padres
y sus padres antes que ellos
probaron amargamente
en 1980 y 1932.
DENTRO
DE MÍ SE ESCONDE UN SER QUE NO CONOZCO
sigo creyendo que dentro de mí se esconde un ser que no conozco
quizás nos hayamos encontrado en alguna calle
pero ello se deberá a la casualidad
y no a las circunstancias que rodean nuestros destinos
ese ser me susurra despacio desde hace 72 años
lo recuerdo bien
se llamaba Józef
y era polaco
lo conocí en las riveras del Vístula en el verano de 1939
era un miliciano de las afueras de Cracovia y fumaba al igual que yo
pero a diferencia mía
él hablada de la muerte en voz alta
recuerdo su sonrisa dibujada en el dorso de 16 mil bayonetas
500 mil soldados
y un millón de cañones apuntando hacia su pecho
ese verano de 1939
creo que así se llamaba
Józef
o Krzysztof
o Dominik
o Andrzej
escucho su voz latir dentro de mí
y son 6 millones de hombres
6 millones de rostros que fluyen como ríos por mi sangre
en cuyo color habita esmerilada la desesperanza
6 millones de nombres que uno a uno van cercándome
como si la muerte estuviera hecha tan solo de palabras
esas
que al unísono
emergen desde Maidanek Sobibor o Treblinka
nombres que al pronunciarse pudieron ser
y no fueron
bellas estampas en papel membretado
maestros
carpinteros
ciudades enteras que sin embargo sobreviven a mis días
esperando el momento donde habré de recordarles
en el poema que ahora escribo
y que desde hace 72 años me dictan
esos miles que dentro de mí se esconden.
MUJER QUE SE DESNUDA ANTE EL SEMÁFORO ¿SERÁ ESO LA NOCHE?
A mi madre
inmerso en la agonía de un carrusel dormido
despierto incauto ante la tierra como un profeta de silencios
dos veces he visto el precipicio del tiempo
dos veces he llorado ante los brazos de mi madre
sin embargo no le reconozco aún como mi sombra
la edad que me aguarda en aquella calle
la mujer que se desnuda ante el semáforo
¿será eso la noche?
tantas veces me he preguntado lo mismo
que olvidé mi nombre en ese intento
¿dónde estás María hecha de niebla?
¿dónde te escondes Fantine la del suburbio?
¿a dónde vas Esther plagada de intentos?
¿a dónde van tiernas niñas de color marrón?
¿qué campana las esconde?
¿qué iglesia las aguarda?
hoy mis manos se rompen atrapando esas siluetas
impulsando torbellinos que cabellos de música diluyen
¿dónde estás Madre?
aguárdame con esa boca que te vuelve diosa
es preciso un momento de paz ante la hora que nos muerde
afuera desfilan las huestes del invierno que se arrinconan con fusiles
y tu pecho cual trinchera
se amotina frente a ellas como un cometa
¿dónde estás Madre?
invéntame con tu filo
aguarda
todavía es pequeño mi corazón que se adosa como un libro
no lo ves
mis piernas deambulan sobre las ramas que se acortan
y me faltan alas para callar a los que ríen.
MONÓLOGO SOBRE UNA CONFLAGRACIÓN
de a poco vas convirtiéndote en héroe ignoto
el tiempo va develando las preguntas
que en su momento fueron árboles moribundos
y que tú concebiste como señal de eternidad
esas cosas cuya fuerza motriz fueron puño
o tu propio corazón ensangrentado
cosas que van haciéndose polvo
manto untuoso en el ápice o cenit de los días
así fuiste
hubo una edad donde amaste a una mujer
y las calles (o el tiempo) se abrieron como sombras diminutas
y diste por hecho la felicidad
porque en el fondo sabías que la soledad compartida
es mucho mejor
que un hombre cuyo motor es el odio o el miedo
así vas
héroe o villano
ya no importa
hiciste lo que otros esperaban de ti
amaste a una mujer
y ella te amó.
ZOO
se esparce en la ciudad
la selva airosa
el canto refulgente de la fiera
en mi pecho se estremece un animal rabioso
en mi sangre circula la vertiente
corre tras las piedras la rigurosa garra
corre tras la llama el voluptuoso vuelo
Ya viene
Sí
se va acercando el despertar del ogro
se van cercando las grietas infinitas
es ZOO con su delantal de niebla
ZOO con megáfonos de viento
ZOO
ZOO
ZOO
Sí
ha llegado la hora de abrir los metales petrificados del llanto
las arcadas de voz con pandereta
los puertos USB atados a las llagas del invierno
ondas radiactivas se escupen por los ojos
y antenas parabólicas digitan el camino
es ZOO con su solsticio inmundo de calles adoquinadas
ZOO con su gracia de barquero atravesando altoparlantes
pueda que el tiempo rehaga la historia
pueda que las manos sepulten la tierra
mas ZOO inquebrantable recorre la ciudad
y la ciudad se postra ante el rugir del lobo que es ZOO
ZOO con su discreción de astronauta mudo
ZOO aterido a las aspas de los rayos catódicos
ZOO saltando al vacío que dibujan los crepúsculos
ZOO con zozobra
ZOO con su Z enorme de zapatero loco
ya viene
ya viene la bestia
trae bajo las fauces al cazador furtivo
trae bajo las fauces a los perros del Congreso
hay una bestia que aborda los taxímetros
hay una bestia que roba en las paradas
hay una gota de sangre que se esconde en los hidrantes
¿quién mira?
¿quién se arrincona detrás de los tranvías?
sí
es ZOO
ZOO con su aspaviento de licor ambiguo
ZOO con su espermática constelación de roídos trajes
ZOO mordiendo las nalgas de los automotores
ha llegado la hora de recorrer las horas multiplicadas por la niebla
salpicar con luz las tristes botas de las prostitutas tristes
inventar el fuego con las papilas de la noche
inventar la noche con el útero de los cortaúñas
es momento de abrir los cristales del silencio
poblar las bombillas con mariposas de poliuretano
salir de órbita con la órbita de los ojos etéreos
decir adiós con gracia de un perro amaestrado
Adiós hay que decir a Dios como afirma el poeta
ZOO
ZOO
ZOO
Sí
aquí se acaba el caudal de dioses tutelares
aquí termina el laberinto de satélites mundanos
aquí se esfuman las palabras vacías de los heliotropos
aquí termina la historia
y despierta ZOO.
Omar A. Chávez San Salvador, (1987). Doctor en medicina por parte de la Universidad de El Salvador (2018), actualmente cursa la especialidad de Ginecología y Obstetricia en el Hospital Nacional de la Mujer “Dra. María Isabel Rodríguez”.
Fue miembro fundador del extinto Taller Literario Sierpientemplumada. En 2010, junto al poeta Carlos Alejandro Flores, funda el proyecto editorial EquiZZero, el cual dirigen hasta la fecha. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías, sin embargo, la mayor parte permanece inédita. En 2017 resultó ganador de los XXII Juegos Florales de La Unión, en la rama de poesía, por su poemario: “Monologo sobre una conflagración y un epílogo”, misma que fue publicada por la Dirección de Publicaciones e impreso (DPI) en 2018.
Comentarios
Publicar un comentario