POEMA DE AMOR A SAN MIGUEL | RICARDO BOGRAND




NIÑOS DE LA COLONIA BELÉN


¿Cómo quién de esos niños era yo?
¿Cómo quién?
A veces recuerdo algún momento feliz:
A veces recuerdo una rústica carretilla,
Unos bueyes de madera
Y un camino trazado con las uñas.

¿Cómo quién de esos niños era yo?
No como ese de la camisa roja
Y los zapatos polvorientos.

No como ese niño que juega y mira
La esperanza.

No como aquel que ríe
Y grita
Y se agiganta,
Y lo destruye todo
Y todo lo construye.

¿Cómo quién de esos niños era yo?
¿Yo era un terrón de sucia azúcar,
Una infancia de arena,
Una campana de sellado grito.

Ahora veo estos niños.
Todavía no saben de la futura aurora.
Alguien de ellos dijo: allí está el viejo,
Cuando mi barba se mostró a la luna.

Todavía no saben… y quizás saben
Que hoy estamos buscando la mañana
Para depositarla entre sus manos
Junto al pan
Y la vida.

CANTO FINAL A LA CIUDAD


Ciudad de vagas sombras coloniales,
Te siento en cada vuelco de mi nueva esperanza.

Estás en el más simple de mis actos,
En mi nativo sueño,
En mi constante fuego desatado.

Amo tus ventanales ojerosos, tu dura luz,
Tu rara geometría,
Tu abanico de sombras,
Tu silueta de alfombra musulmana.

He recorrido todos tus matices,
Tu definida historia, tu modesto atavío,
Tus reliquias.
He ido a cada paso de tu anhelo
Y viajas en mi sangre, inseparable.
Yo te encuentro en mis manos, San Miguel,
Y te muestro desnudo frente a cada latido
De los pueblos.

Eres noble y leal con tu silencio,
Con tu eterna mañana.
Eres noble y leal con tu gran pueblo,
Donde el hombre es palabra no apagada.

Ciudad del nuevo grito, ciudad-jardín,
Geranio indescifrable.

Ciudad de altiva voz,
Pájaro alerta.

Ciudad de alero inmenso,
Hospitalario suelo de agua quieta.

Legendaria ciudad, siembra morena,
Te ofrezco esta canción desde mi roja sangre:

Mañana un nuevo trigo habrá en tus mesa.

LA NOCHE ESQUIMAL


A Nina, en el recuerdo.

Todo lo abandoné:
Cavé las olas, arranqué los sueños,
Dije a la nada adiós,
A todos adiós,
No pronuncié tu nombre
Porque ya estaban lejos sus letras repetidas.

Todo lo abandoné:
Sigo mi viaje,
De nuevo estoy de paso.
Sobre París cae el calor de agosto.
Salgo a las calles,
Voy a las plazas,
Me detengo en los puentes
Y cual hombre común
Veo correr las aguas reverberantes del Sena.

Estuvimos en la noche más corta
Que hubo sobre la tierra:
La noche era una línea
Y la línea un reflejo
De la noche esquimal.

El norte se nos vino de pronto sobre la luz del río,
Río heroico plomizo
Que otra vez en septiembre cruzarás
Con el otoño que hará flamear
Las hojas amarillas
Junto a los muros de la vieja y callada fortaleza.

Todo lo abandoné:
En mis pupilas queda un poco del verde de tus ojos,
Y solo, aquí, junto a otra edad,
En otro meridiano
Quiero buscar en este nuevo río
Algo que me recuerde
Nuestras frecuentes marchas junto al tuyo.

Todo lo abandoné:
Dejé tus peces frescos alejarse hacia el alba.
Ya no pude quedarme a esperar tu regreso.

Cuando de nuevo vuelvas
Y preguntes mi nombre
Contestarán mis pasos
A lo largo de aquellos poblados corredores.

Te digo adiós,
Me voy,
Vuelve la noche
Y el viaje no termina.

***


Ricardo Bogrand 

Chinameca, San Miguel (1930-2012). 

Escritor, poeta y prosista. Perteneció al Grupo de la Generación Comprometida. Entre sus obras se encuentra Poema de amor a San Miguel (1956-1957) de donde rescatamos el título. A continuación tres poemas de su autoría


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