DOSSIER DE POESÍA HONDUREÑA | PARTE II

Pintor: Mario Castillo.


La historia de Honduras se puede escribir en una lágrima, nos recuerda  Rafael Heliodoro Valle, y es cierto. Sin embargo habría que extrapolar  todo el espectro de los colores que la luz nos muestra al pasar por esa lágrima. La forma en la que cada visión se apropia de lo que necesita para revelar su realidad.
Acá algunas visiones de una misma estructura amorfa, y por demás está decir que hacen falta muchas otras lenguas-poetas que describan sus aproximaciones, así sin siquiera pensar que lo hacen, como debe ser. Estas personas son de hecho poetas que hacen de la escritura un lugar donde encontrarse, y quizá deban ser incluidxs a este abanico, pero sería demasiado largo lo que esta selección intenta poner frente a sus lectorxs. Quedará la responsabilidad de hacerlos visibles de otras maneras en la tela del espacio-tiempo.  
Acá hay una muestra caprichosa de lo que bien podría ser imaginar a un país, extrañarlo desde una tierra otra, vivirlo también desde la víscera, amarlo y sufrir su amor de múltiples formas y con los ojos llenos de distintos tiempos.  


Rommel Martínez




*


Rebeca Becerra


(1969) Poeta. Narradora. Investigadora y ensayista. Lic. En letras con orientación en literatura.


I


Amanece y salgo 
la ciudad contempla la ciudad 
con ojos sin dueño ni camino 

Los ríos ya no existen 
y el silencio aprisiona nuestra existencia.

Soy un náufrago 
detrás de mí queda una onda leve de lamentos 
mientras atravieso calles y esquinas 
donde el despojo de los cuerpos no tiene medida.

Escucho… palabras interminables hacia la locura 
que me dejan en los oídos 
un lento sonido de muerte

Tegucigalpa: cada vez pesa más tu figura
y tu nombre se vuelve débil como mi alma

Por eso tengo una cara para cada día 
para cada hora  que nos marca este tiempo de tirones funerarios 
tiempo del deseo que transita con fuerza y sin destino

Tegucigalpa: no es fácil tener el mismo rostro 
cada día aumenta como la arena el sufrimiento 
y disminuye el amor hacia la sombra. 




Las viejas horas



Las viejas horas vuelven,
encienden los caminos de la sangre,
y me enseñan tus huesos inundados de espanto.
Ciudad, apenas te percibo
como un nido sobre un árbol desnudo;
una gota de agua solitaria
enredada en los labios.
Las viejas horas me abrazan,
me torturan como a ti,
como a ti hermano.
Me sangran,
me sangran,
me quebrantan los huesos
y me pintan el pelo
como un río de polvo
que atraviesa tu rostro.
Pequeña ciudad
tu voz me susurra en la espalda,
y los pasos avanzan;
la piel se me desgaja de los huesos.
Y somos iguales, hermano,*
los dos sentimos frío
y nos buscamos en dos ciudades
sobre la misma tierra.




* Eduardo Becerra Lanza, dirigente estudiantil, secretario general de la FEUH. 1 de agosto de 1982: secuestro y desaparición.



Armando Maldonado


(1983). Poeta.  Editor y Gestor cultural. Director de Ediciones Malpaso.



HIMNO DE LA TEMPESTAD



Como aquel que ha sido destinado
para destruir la oscuridad
con su arpón de luciérnagas
he visto la tempestad desnuda
como un animal del campo
que no conoce
la palabra doméstica de una caricia.
Es evidente
que los días son largos
para aquellos que somos azotados por la lluvia,
mientras vienen conversaciones remotas
en un legajo de flores muertas
amarradas
con el cabello de la mujer amada.
No nos hablen de la tempestad
como de una bestia minúscula
que habita en un reloj de bolsillo.
Mi abuelo conoció la tempestad,
mi padre conoció la tempestad.
Sus huesos fueron forjados
en el rayo endeble de la calamidad,
como un castillo de sal
se perpetúa en un desierto.
No nos hablen de la tempestad
como quien cuenta una historia
que sucede en un país
pintado por una mano
que solo conoció la lluvia
por las anécdotas de los turistas.
No entiende la ventisca
el que no ha masticado su frío polvo
y no ha recitado alabanzas al invierno
que llega como un ser de agua turbia
al pie de la montaña más oscura.
No entiende el trueno
el que no ha quemado su mano
en el ruido de la tormenta,
el que no ha cegado su cuerpo
en el resplandor del más profundo de los miedos.
No nos hablen de la tempestad
como quien habla de una mujer bocabajo,
tibia,
dispuesta al amor
y al azar de la preñez
como una ruleta de labios
donde uno se juega el porvenir.
No nos hablen del fin de la tempestad
si las viudas todavía cantan
a las herramientas de sus muertos.
No nos hablen del fin de la tempestad
si los niños se columpian todavía
en la soga del ahorcado.
No nos hablen de la tempestad
porque habita en nuestras casas
y toca su dulzaina
para despertar nuestra carne
en el monumento a un pájaro negro
que anida en las casas
donde la lluvia solo cae
para hacer florecer el jardín.


Rex  tremendae (dueño del destino)


De lo inefable de los destinos 
está construido 
el llanto de las madres 
frente a las tumbas.








Venus Ixchel Mejía


(1979). Poeta, editora y cantautora. Catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Directora de editorial Ixchel.


AL HOMBRE QUE ME LLAME


Yo también estoy sola 
como si declinara junto al monólogo 
de Eunice Odio,
pero mi libertad en este cementerio salitre
no estriba en la policromía de la luz
de los espejos. 

Ayer tuve tres partos 
que me volvieron virgen.
Ayer me tomaron como rehén 
y me susurraron:
"No estés triste, 
después de haberte matado
el dolor será un carnaval sin 
nubes de azúcar".

Ahora que despierto 
sin el recuerdo de haber dormido,
después de la caricia suntuosa 
que el destino me pusiera en el pecho,
la soledad se me ha vuelto un escapulario 
cada vez que comulgo con el silencio.

 
VÉRTIGO PAROXÍSTICO


Nombre: Venus Ixchel Mejía 
Edad: 34 años  
Sexo: femenino 
Profesión: ...

Paciente refiere mareo de dos meses de evolución, de inicio diurno, permanente, (la permanencia entre estas paredes marítimas que salpican mis cerrojos) se exacerba al caminar, se atenúa al acostarse. 

(De pronto alguien me llama, sacude la inercia de mi nombre, mi nombre sangra sus años en una habitación dormida). El mareo no imposibilita las actividades diarias. 

Refiere consulta con internista que le recetó B. y otorrinolaringólogo que indicó C. (Sucede. He perdido las señales de la ruta en la que venía. Sigo en este viaje sin haber embarcado nunca. Caigo, pero nunca toco el cielo).

El paciente refiere mejoría con el uso de los medicamentos...

(Me derrumbo como un camino donde el suelo es un caleidoscopio a mitad del vacío).

El paciente refiere mejoría...




Samuel Trigueros Espino


(1967). Poeta. Narrador. Editor. Actor y director de teatro. Pintor.

DEUS EX MACHINA 


Entonces, para sobrevivir al hoy
¿Cuál es la intensidad propicia
para tirar las “diablas”?
¿Cuál es el texto?
¿Hay música incidental para esta parte?
¿Y ese trío de golpes en la puerta?
¿Qué dice el  guión?

Cierro los ojos para ver la realidad.
Cuando amanece 
entro de nuevo 
al bosque de espejismos.

De tal manera vivo 
(y muero):
Entre más de mí construyese, 
más desaparezco.



TRENO

Por Isii Obed Murillo*

Todo ocurre en silencio.

El autobús va hasta el tope. 
Rostros abotagados por el sueño.
En los parlantes 
una voz vende la franquicia del cielo.
Platicas ruidosas.

Pero todo ocurre en silencio.
Fogonazos de vida 
corren hacia el pasado afuera de la ventanilla, 
hacia ese único instante.

Una estación en la memoria: 
a la derecha una malla metálica 
y disparos, 
ráfagas;
a la izquierda una motocicleta en llamas, 
cuerpos confusos, 
una bala que sale de su boca de fuego,
corta el aire, 
pasa por un rombo de la malla, 
entra en tu rostro adolescente 
y sale.
Atrás deja 
tu cráneo roto por la sombra.

Pero todo esto ocurre en silencio, 
adentro de una nube de gases.

Los pasajeros van hacia el olvido
como sus pláticas, 
como la voz que ofrece en oferta el cielo.

No estamos en un lugar.
Estamos en el instante en el que tu mundo 
desaparece, 
estamos en tu silencio, Isii,
adentro de la muerte.

En silencio,
el tiempo ha comenzado a construir tu monumento: 
un obelisco hueco donde estamos: 
afuera 
ecos, 
el asesino rumor de un tiempo desgastado; 
adentro, 
donde cayó tu sangre, 
cuerpos tendidos en la oscuridad 
miran tus luces en lo alto. 

Pero no estamos en un lugar;
estamos en un instante, 
en el instante en que tu mundo
se une a lo desconocido, 
en el instante de tu muerte; 
y te cubrimos de claveles rojos, Isii, 
te cubrimos de rabia y de ternura,
te cubrimos, Isii, de silencio, 
te cubrimos, te cubrimos. 

Estamos en la estación interminable 
de donde nunca pasas.
El autobús se marcha 
y aquí estamos
una vez más: 
ahí la malla metálica, 
atrás la sombra, 
de este lado el pueblo.
Pronto saldrá, 
otra vez, 
de aquel fusil la bala.
Debemos apresurarnos, Isii,
cruzar la calle, 
encontrarnos con las ráfagas de Historia, 
flamear una vez más los gritos libertarios.
El autobús se lleva mi fantasma.
Yo me quedo compañero.
Muchos nos quedamos,
hombro a hombro en la batalla.


* Asesinado frente a la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Toncontín, el domingo 5 de Julio de 2009, por el ejército hondureño; mientras participaba en la movilización que recibía al entonces depuesto presidente Manuel Zelaya Rosales,  cuyo avión en el que viajaba  no pudo aterrizar por restricción de las fuerzas orquestadoras del golpe de Estado, en 2009.
Existen dudas acerca de la escritura correcta del nombre.
Isii o Isis. .







Selección a cargo de Rommel Martínez: Poeta.

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