Pintura: Mikhail Batrak
Por: Roger Guzmán
VII
LA MUÑECA de trapo que mencioné al principio fue la que me entrenó para consumar ese acto. Mi madre muy a menudo me pillaba masturbándome en ella y me daba una golpiza cada vez que lo hacía. Trataba de esconder a la causante del pecado pero la encontraba de cualquier manera.
Me parece gracioso porque yo quería ser sacerdote. Incluso desde los tiempos más nebulosos de mi memoria recuerdo que mi aspiración era ser sacerdote: como Francisco de Asís, Martín de Porres o Monseñor Romero.Y también aspiraba a ser médico, un médico sacerdote y viceversa. Quería salvar almas y vidas. Tenía una idea de mi yo adulto ayudando a curar heridos en las guerras, en medio del fuego cruzado. Nunca me pasó por la mente un yo adulto con sotana, creo que en la búsqueda de ayuda a los demás estaba implícito el sacerdocio, porque era la idea dominante, la del sacerdocio. Aunque qué padrecito hubiera sido, levantándoles el hábito a las monjas y la falda a las feligresas. Aprovechándome de sus confesiones para conocer y satisfacer sus más pecaminosos deseos. De verdad que qué padrecito hubiera sido. Ya me lo imagino. Pero las circunstancias no permitieron que fuera ni padre ni médico. Por el contrario, soy este pedazo de idiota sin más talento que escribir estas palabras, cuando parece que pronto dejaré de respirar.
Comentarios
Publicar un comentario