Por: Roger Guzmán

Ilustración: Gary Baseman
VI
ERA SIMPLEMENTE hermosa. Y con la excitación no podía reprimir mis deseos: quería tomarla.
No usaba sostén porque no lo necesitaba. Su cintura, sus caderas, sus piernas, sus pantorrillas, sus pies combinaban perfectamente con sus pequeños pechos, apenas surgiendo. Yo tenía el corazón acelerado. Supongo que también una cara de idiota imposible de disimular.
Mis manos apretaban la almohada. Mi pantalón me reprimía. No logré escuchar sus primeras palabras, sólo cuando dijo que ahora me tocaba a mí, que le mostrara lo mío.
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