SENDAS DE OKU (FRAGMENTO) MATSUO BASHO

Katsushika Hokusai - surimono flower

Artista: Katsushika Hokusai

Partida

Salimos el veintisiete del tercer Mes. El cielo del alba envuelto en vapores; la luna en menguante y ya sin brillo; se veía vagamente el monte Fuji. La imagen de los ramos de los cerezos en flor de Ueno y Yanaka me entristeció y me pregunté si alguna vez volvería a verlos. Desde la noche anterior mis amigos se habían reunido en casa de Sampu, para acompañarme el corto trecho del viaje que haría por agua. Cuando desembarcamos en el lugar llamado Senju, pensé en los tres mil ri de viaje que me aguardaban y se me encogió el corazón. Mientras veía el camino que acaso iba a separarnos para siempre en esta existencia irreal, lloré lágrimas de adiós:



Se va la primavera,

quejas de pájaros, lágrimas
en los ojos de los peces.



Este poema fue el primero de mi viaje. Me pareció que no avanzaba al caminar; tampoco la gente que había ido a despedirme se marchaba, como si no hubieran querido moverse hasta no verme desaparecer.






Muro-no-Yashima

Visitamos el santuario de Muro-no-Yashima. Sora, mi compañero, me dijo que la diosa de este santuario se llama Konohana Sakuyahime (Señora de los Árboles Floridos) y que es la misma del monte Fuji. Es la madre del príncipe Hikohohodemino-Mikoto. Para dar a luz se encerró en esa casa tapiada y se prendió fuego. Por eso el santuario se llama Muro-no-Yashima, que quiere decir: “Horno de Yashima”. Así se explica la costumbre de mencionar al humo en los poemas que tienen por tema este lugar. También se conserva una tradición que prohíbe comer los peces llamados konoshiro.

Katsushika Hokusai / Crane on a snowy pine 1832-1833 woodcut  Japan

La Piedra-que-mata

Cerca de Kurobane se encuentra la Piedra-que-mata. Como decidiese ir a verla, el administrador del Señorío me prestó un caballo y un palafrenero. Durante el trayecto aquel hombre de ruda apariencia me rogó que compusiese un poema. Me sorprendió tanta finura y escribí lo siguiente:



A caballo en el campo,

y de pronto, detente:
¡el ruiseñor!



Detrás de la montaña, junto al manantial de aguas termales, se halla la Piedra-que-mata. El veneno que destila sigue siendo de tal modo activo que no se puede distinguir el color de las arenas en que se asienta, tan espesa es la capa formada por las abejas y mariposas que caen muertas apenas lo rozan.




Watermill at Onden  Katsushika Hokusai

Tsurugaoka y Sokata


Salimos de Haguro y llegamos al pueblo que está al pie del castillo de Tsurugaoka. Paramos en casa de un samurai, Shigeyuki Nagayama. Allí compusimos un renga haikai. Hasta aquí nos acompañó aquel Sakichi Zushi. En barco fuimos al puerto de Sakata y nos alojamos en casa de un médico llamado Fugyoku Enan.



Rueda del monte

al mar, de Atsumi a Fuko,
la tarde fresca.



Río Mogami:

tomas al sol y al mar
lo precipitas.


Katsushika Hokusai


Kanazawa

Cruzamos los montes de Hanayama y el valle de Kurikara y llegamos a Kanazawa el día quince del Séptimo Mes. Un comerciante que venía de Osaka, de nombre Kasho, se alojó en la misma posada que nosotros. Era poeta también. Vivía en esta ciudad un señor llamado Isshoo; su afición a la poesía le había dado cierto renombre entre los entendidos pero había muerto el invierno pasado. Su hermano organizó una reunión para recordarlo. He aquí uno de mis poemas:



Muévete, tumba,

oye en mis quejas
al viento de otoño.



Al visitar una ermita:




Frescor de otoño.

Melón y berenjena
a cada huésped.



En el camino compuse otro:




Arde el sol, arde

sin piedad – más el viento
es del otoño.



En un lugar llamado Komatsu, que quiere decir pino enano:




El nombre es leve:

viento entre pinos, tréboles,
viento entre juncos.

***

Matsuo Basho nacido como Matsuo Kinsaku (Ueno, 1644 - Osaka, 28 de noviembre de 1694), fue el poeta más importante del período Edo de Japón.

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