TRASTOQUE | 5 POEMAS DE DENNIS ERNESTO

Ilustraciones: Denny Romero
Poemas: Dennis Ernesto

DESVANECE 


Sombra que no me pertenece y sin embargo habito, 
nombres que me son familiares 
y ninguno me corresponde. 
Es tiempo de nombrar un bosque
pero el silencio oscurece mi lengua. 
Los árboles podridos en mi sangre no dan respuesta.
Soy el fósil de una hoja
trasplantado en el vientre de mi patria. 


MENGUANTE EN UN TELEGRAMA


Sal sobre la tierra es la palabra que nace en los faros de la noche,
exacta como el golpe del aire en mi mejilla.
Sal hecha bruma y lágrimas que cuece la tierra: 
nace el poema. 
Incendia los ojos de los niños, 
golpea mi rostro
desfigura mi puño, 
muere y resucita.  
Sal que se pierde entre el óxido de mi corazón devorado por la niebla, 
ahogo como una ausencia de vísceras,
es la palabra. 

Exacta como un rayo que aterriza en mi mano,
nace entre las muchachas 
se desliza en sus brazos, en sus contornos, 
surge de nuevo en las canas de la abuela. 
Fría y distante la palabra se extravía en mi lengua, 
abre nardos en mi saliva 
y  penetra los labios rojos de la señorita más guapa. 

Viaja en cada edificación de concreto. 

Sangra en el canto ebrio de los ángeles.




TRASTOQUE

Vieron pasar pedazos de hombres 
en el hocico de los perros.
 Los que sobrevivieron 
atravesaron las rejas 
como una constelación de fuego. 
No escucharon sus pasos. 
No preguntaron sus nombres. 
Era un mar de estrellas 
una ancha bandera,
un largo cadáver. 




FUIMOS UN SÓTANO DE ESPERANZAS CON LAS ALAS ROTAS


Antes de ser derrota 
escribía soledad en la sal de sus lágrimas. 
Antes de ser poema
era una palabra en la chispa del vacío
y el incendio que cargaba en las manos 
no pasó de ser aviso de tormenta. 


DEFORMIDADES 


Amo el desorden la noche, 
los niños encuentran el pie que les faltaba 
y ahora son adultos tuertos.

La gente golpea con un zapato las bombillas en los techos 
y la vida regresa. 

No es tarea fácil ser miserable
hay que volverse hábil con la astronomía 
echarle la culpa al perro 
de lo inservible que es llorar por teléfono. 
La luna suelta interminables navajas
y se le clavan a uno en el alma:
Esta noche cae un árbol 
en el corazón de mi novia,
yo orinaré sus cicatrices.


Dennis Ernesto San Salvador (1994). Estudiante de Letras de la Universidad de El Salvador. Fue el último miembro en integrarse al «Taller Literario El Perro Muerto», prácticamente llegó a “enterrarlo”. Actualmente forma parte del violento «Grupo Literario Tezcatlipoca». Ganador del premio Centro Americano Ipso Facto organizado por la editorial EquiZZero con su libro Exhumación de la Vida.

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